En un pueblo ya olvidado hasta por el mismo viento, se sentaba él a contemplar un atardecer. Las estrechas calles que se entrelazaban hasta llevarte a un mismo punto: El parque.
La vía más cercana a la ciudad estaba tan distante que la pereza consumía al caballo más vigoroso. Casitas de madera techadas en zinc bien pintaditas esperando la navidad. Todo era así desde que tenía uso de razón. Las mismas personas con las que creció permanecían ambulantes en las mismas aceras, relatando las mismas historias; a excepción de unos pocos que habían emigrado al exterior por vía marítima, propiamente dicho, en yola.
Un inmenso ingenio yacía en las afueras del esta comunidad. El tiempo y el descuido se habían encargado de convertirlo en ruinas. Él lo veía todos los días, pero en este en particular le causaba mucha nostalgia, sentimiento que generó una serie de inquietudes y remembranzas.
¡Que buenos días aquellos en los que había zafra!, había dinero fijo para consumir todo lo necesario ya hasta para ahorrar un poquito para comprar vacas. Todo el mundo tenía algo que hacer; desde cortar caña hasta tener su propia bodega. Cada quien complementaba al otro con los diversos pequeños comercios. Había terratenientes, colonos, negociantes, braseros, obreros del ingenio, jefes, supervisores, vigilantes, químicos, pescadores, brujas, bodegueros, en fin; una maquinaria económica generando bienestar común y seguridad. ¿Quién se iba a imaginar que todo eso acabaría?
¡Que buenos días aquellos en los que había zafra!, había dinero fijo para consumir todo lo necesario ya hasta para ahorrar un poquito para comprar vacas. Todo el mundo tenía algo que hacer; desde cortar caña hasta tener su propia bodega. Cada quien complementaba al otro con los diversos pequeños comercios. Había terratenientes, colonos, negociantes, braseros, obreros del ingenio, jefes, supervisores, vigilantes, químicos, pescadores, brujas, bodegueros, en fin; una maquinaria económica generando bienestar común y seguridad. ¿Quién se iba a imaginar que todo eso acabaría?
Es como imaginarse que de un día al otro en la ciudad capital cierren todos los negocios en la noche y cuando despiertes no tengas donde ni como trabajar. ¿Qué harías tú en ese caso?
Todo se derrumbó sin el más mínimo titubeo; sin importar que todas estas familias perdieran su pan nuestro seguro de cada día.
Todo se derrumbó sin el más mínimo titubeo; sin importar que todas estas familias perdieran su pan nuestro seguro de cada día.
Al apagarse la chimenea de ese ingenio que a su alrededor creó un ecosistema, toda una pequeña ciudad; se apago también la fe de todo un batey que tuvo que buscar la forma de sobrevivir… Mejor dicho: Infravivir.
Ya no sale nada, ni siquiera la cachispa… Todo eso pensó, luego se paró de su sillita de guano y puso una greca de café.
Comentarios
Parece que la ingratitud de la que siempre me quejaba del pueblo, sin darme cuenta, se ha apoderado de mi mismo.
Es el fruto de buscar la cachispa en el ojo del prójimo.
Se debe tratar de no perder esos sentimientos que algun dia fueron sublimes y te hacian defender tu pueblo.
Pregunta por ahi y poca gente sabe lo que es cachispa, salvo los que estuvieron cerca de un ingenio.
Me honra tu visita. Hasta luego.