Anoche me monté en un taxi con destino a un punto algo retirado y cuando lo saludo lo primero que me dice es:
-Tengo la sangre Jervia… Las cosas que hacen aquí no tienen madre.
Yo me hago el interesado y le pregunto que le sucede.
-Tengo la sangre Jervia… Las cosas que hacen aquí no tienen madre.
Yo me hago el interesado y le pregunto que le sucede.
-Los azarosos de la lú me la cortán, por un error que ni siquiera fue mi culpa. Ellos me instalaron el contador de la mierda ese que no funcionaba y cuando se les ocurrió pasar revisión me cobraron la cantidad que se le vino en gana. Ahora toy trabajando solo para que me reconecten. Tengo varios días en esto. Y ayer pasaron y se llevaron los cables que yo mismo había comprado; como si yo me estuviese robando la lú. Eso e’nama pa’ que yo vuelva a comprale lo cable. Pero mañana yo lo espero con un machete amolao.- Dijo en tono acelerado y quejoso, cosa que me provocó un ligero dolor de cabeza.
Yo le digo que vaya a la oficina para quejarse y ahí lo pueden ayudar; a lo que contestó que eso es una pérdida de tiempo y que el resolverá por su lado a ver quien tiene más cojones.
Según pude confirmar el humilde obrero tiene varios días pagando por errores ajenos, y mientras tanto su familia sufre las consecuencias y duerme con calor, el agua se la toman caliente, entre cientos de precariedades mas por dos mil y pico de pesos que no aparecen en la calle ni siquiera trabajando.
Dos mil y pico de pesos que tienen que aparecer para reconectar la energía eléctrica en su hogar.
Dos mil y pico de pesos que pueden provocar una desgracia.
Dos mil y pico de pesos que recortan la comida en la mesa.
Dos mil y pico de pesos que hay que buscar…
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