Antes de leer esta entrada favor leer "Anoche hablé con Juanpa (Intro)", dígase la publicación que antecede a esta.
Por alguna razón me encuentro caminando en la calle Isabel La Católica en la zona colonial de Santo Domingo, de noche y sigue el apagón. Estoy en la zona como dije anteriormente, pero está mucho más silente y no veo rastro alguno de vehículos (cosa bastante extraña). Veo gente sentada en las aceras hablando en diferentes tonos y con ropa un poco excéntrica.
Decido seguir mi paso sin confiarme mucho, pues aun no se qué rayos pasa y decido caminar a ver si puedo vislumbrar algún sitio familiar para convertirlo en mi punto de referencia para llamar un taxi. No he visto el primer descontento con la falta de energía eléctrica mas todo el mundo está aparentemente conforme con sus lámparas de gas o sino velas. Me sigo haciendo el guapo manteniendo mi marcha hasta pasar una esquina sin doblar.
No estoy ubicado hasta que llega una señorita de dulce aspecto y me dice:
- ¿Vas para la obra de hoy?
Yo le pregunto curioso: -¿Cómo se llama la obra?
-“La viuda de Padilla” de Martínez de la Rosa
Asombrado le dije que por supuesto iba a ir.
A todo esto cabe mencionarles que no tenía las mas mínima idea de qué me estaba hablando; yo solo le estaba siguiendo la corriente a la jovencita.
-¿Te llegó invitación oficial o simplemente te invitó alguien más?
-Me llegó una oficial pero en verdad se me extravió.- Le digo con un tono algo tímido para ver hasta donde seguía el juego.
-No hay problema, todo el que tenga un poco de conciencia nacional puede ir. Hay que hacerlo rápido y medio calla’o porque tú sabes que Carné tiene muchos espías y ellos no tienen los juegos livianos.
En mi mente se estaba armando un rompecabezas un poco gigante pues si mal no recuerdo el tal “Carné” fue un gobernador que databa de más años que nuestra misma República.
-El tiene unos cuantos jabladore si.- Le dije para no pasar por idiota.
-Pues te espero por allá, me dicen que esa obra muy fuerte y que los que actúan en ella, ponen el alma.
No me importaba lo que estaba pasando, yo solo sé que todo estaba cada vez más raro; esto me tenía emocionado, aturdido y confundido.
-¿A dónde irá a parar todo esto? – pensé, mas sin embargo no quería parar hasta saber donde carajos estaba parado en ese momento.
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Por alguna razón me encuentro caminando en la calle Isabel La Católica en la zona colonial de Santo Domingo, de noche y sigue el apagón. Estoy en la zona como dije anteriormente, pero está mucho más silente y no veo rastro alguno de vehículos (cosa bastante extraña). Veo gente sentada en las aceras hablando en diferentes tonos y con ropa un poco excéntrica.
Decido seguir mi paso sin confiarme mucho, pues aun no se qué rayos pasa y decido caminar a ver si puedo vislumbrar algún sitio familiar para convertirlo en mi punto de referencia para llamar un taxi. No he visto el primer descontento con la falta de energía eléctrica mas todo el mundo está aparentemente conforme con sus lámparas de gas o sino velas. Me sigo haciendo el guapo manteniendo mi marcha hasta pasar una esquina sin doblar.
No estoy ubicado hasta que llega una señorita de dulce aspecto y me dice:
- ¿Vas para la obra de hoy?
Yo le pregunto curioso: -¿Cómo se llama la obra?
-“La viuda de Padilla” de Martínez de la Rosa
Asombrado le dije que por supuesto iba a ir.
A todo esto cabe mencionarles que no tenía las mas mínima idea de qué me estaba hablando; yo solo le estaba siguiendo la corriente a la jovencita.
-¿Te llegó invitación oficial o simplemente te invitó alguien más?
-Me llegó una oficial pero en verdad se me extravió.- Le digo con un tono algo tímido para ver hasta donde seguía el juego.
-No hay problema, todo el que tenga un poco de conciencia nacional puede ir. Hay que hacerlo rápido y medio calla’o porque tú sabes que Carné tiene muchos espías y ellos no tienen los juegos livianos.
En mi mente se estaba armando un rompecabezas un poco gigante pues si mal no recuerdo el tal “Carné” fue un gobernador que databa de más años que nuestra misma República.
-El tiene unos cuantos jabladore si.- Le dije para no pasar por idiota.
-Pues te espero por allá, me dicen que esa obra muy fuerte y que los que actúan en ella, ponen el alma.
No me importaba lo que estaba pasando, yo solo sé que todo estaba cada vez más raro; esto me tenía emocionado, aturdido y confundido.
-¿A dónde irá a parar todo esto? – pensé, mas sin embargo no quería parar hasta saber donde carajos estaba parado en ese momento.
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