Antes de leer esta entrada favor leer "Anoche hablé con Juanpa: El encuentro ", dígase la publicación que antecede a esta.
-Yo simplemente soy un ciudadano de la República Dominicana- Le dije para probar su reacción.
El sonrió y dijo:
-Ven, vamos al patio.
Así nos dirigimos al patio dejando a la joven que me acompañaba a paso lento. El caminaba con las manos entrecruzadas, colocadas atrás. Vestía de traje ceñido gris, impecable y calzaba unos finísimos zapatos negros. Yo estaba maravillado con su postura, tal cual se le aprecia en los cuadros que hay en los ayuntamientos y en las oficinas gubernamentales. Seguimos esquivando al público ansioso que estaba esperando la obra, llegando así, a un patio oscuro y frondoso que emanaba frescor de una pequeña reciente lluvia.
-¿Dices que eres Dominicano? Entiendo… Eres uno más de esos que vienen desde el futuro. No es la primera vez que pasa. Pocos han regresado y por eso no me sorprende, porque vienen al mismo lugar y a la misma hora. Me alegra bastante tenerte por aquí. – Dijo en tono muy cálido, comprensivo y lleno de sabiduría.
-Duarte… No sé qué decirte.
-Eres mi amigo; llámame Juanpa. Y no sabes que decirme ahora, pero realmente no es necesario que hables. Tus palabras se quedaran aquí en un sitio donde no tendrán función alguna, salvo que sean preguntas a las cuales yo les tenga una respuesta que puedas llevarle a nuestro pueblo amado. – Hizo una pequeña pausa y siguió- Muchas personas de las que conoces han venido a consultar y parece que no escuchan muy bien.
No quise entrar en esos detalles pero si le dije que era todo oído y que sabía que algún mensaje él quería enviar.
-De la gran lucha que estamos a punto de librar, solo nos queda el nombre en tu tiempo. ..
Así comenzó el padre de la patria su breve ensayo.
….
-Yo simplemente soy un ciudadano de la República Dominicana- Le dije para probar su reacción.
El sonrió y dijo:
-Ven, vamos al patio.
Así nos dirigimos al patio dejando a la joven que me acompañaba a paso lento. El caminaba con las manos entrecruzadas, colocadas atrás. Vestía de traje ceñido gris, impecable y calzaba unos finísimos zapatos negros. Yo estaba maravillado con su postura, tal cual se le aprecia en los cuadros que hay en los ayuntamientos y en las oficinas gubernamentales. Seguimos esquivando al público ansioso que estaba esperando la obra, llegando así, a un patio oscuro y frondoso que emanaba frescor de una pequeña reciente lluvia.
-¿Dices que eres Dominicano? Entiendo… Eres uno más de esos que vienen desde el futuro. No es la primera vez que pasa. Pocos han regresado y por eso no me sorprende, porque vienen al mismo lugar y a la misma hora. Me alegra bastante tenerte por aquí. – Dijo en tono muy cálido, comprensivo y lleno de sabiduría.
-Duarte… No sé qué decirte.
-Eres mi amigo; llámame Juanpa. Y no sabes que decirme ahora, pero realmente no es necesario que hables. Tus palabras se quedaran aquí en un sitio donde no tendrán función alguna, salvo que sean preguntas a las cuales yo les tenga una respuesta que puedas llevarle a nuestro pueblo amado. – Hizo una pequeña pausa y siguió- Muchas personas de las que conoces han venido a consultar y parece que no escuchan muy bien.
No quise entrar en esos detalles pero si le dije que era todo oído y que sabía que algún mensaje él quería enviar.
-De la gran lucha que estamos a punto de librar, solo nos queda el nombre en tu tiempo. ..
Así comenzó el padre de la patria su breve ensayo.
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