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Email de despedida de Domingo Quisqueya

Querida Sra. Feudal,

Olvidado queda ese momento en que fallé a tu favor. Me rendí cuan niño inocente ante tu encanto angelical; perseguí tu sueño queriendo hacerlo mío, enajenándome de la realidad que hoy contemplo.

Nunca prometí nada que no cumplí, eso lo sabes; mas sin embargo me llaman los campos, los árboles, el olor a primavera aun cuando es otoño, las lluvias, la pobreza, un pueblo con hambre, ignorancia, analfabetas, promesas sin cumplir y una deuda infinita en la que sospecho estás involucrada, aunque no te culpe por ello... Todo esto es consecuencia de lo ya mencionado; por lo que no te debes sentir mal.

No interpretes que soy mal agradecido, porque me has dejado vivir y no terminaste con mi vida cuando pudiste hacerlo, en serio agradezco tu bondad.
Exiges mucho de mí, cosa que no aguanto. Mi tiempo no lo pretendo gastar en ti, ni mi dinero. Prefiero donarlo a la causa sin fin que me depara mi destino.

¿Qué si me voy solo? Ni de juego.

Conmigo se van mis sueños propios, no los tuyos. Con ellos haré que mi lucha no sea en vano y así no desfalleceré en mi intento a lo imposible. Voy con mis manos para hacer obra viva de mis propios sueños, esos que ya te dije que son tan míos. Mis maletas van repletas de paciencia, fortaleza y sabiduría; esta última es para aprender a sobrevivir ante tanta injusticia y saber tornar mis enemigos a mi favor.

Que sea el tiempo que decida tu tan esperada caída, pues no te olvides que hasta la belleza cansa y la tuya nos cansó. Eras bello como una noche en la playa y así como el mar eras de grande; hasta que te diste cuenta de lo importante que eras y de eso presumiste. Ahí comenzó tu desgracia y abusaste por el hecho de que ante ti estaba rendido.

¡Ay ombe!... Lucharé con lo que tenga… Total de alguna manera saldré a flote porque al igual que tu tengo larga vida; tan larga que los mas descabellados abusos me han afligido y hasta el trauma lo he olvidado. ¿Y dónde estoy? En el mismo sitio donde me puso el más grande de todos, así que cuídate tú porque yo estoy en el mismo medio de todo para que el frio no me congele y el caliente no me queme.

Para serte sincero y veas lo poco que me importa, hasta de los huracanes me hice amigo, que por cierto me pasarán a visitar y aunque mucho desorden hagan en mi casa, de ti no quiero ayuda si un beneficio quieres sacar.

Hasta nunca,

Domingo Quisqueya

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