Ir al contenido principal

Eterna calle

Siempre estaba con ella, su amiga fiel; la guitarra. Solía sentarse en el parque a tocar melodías olvidadas por las generaciones más antiguas, aun así, las tocaba con energía y fervor. Su barba sucia y descontrolada llamaba la atención de cualquier joven con aspiraciones a la vagancia y tendencia vagabundista, incluso poseía un club de fanáticos. Los más fieles seguidores que le llevaban una “chatica” de ron para que siguiera el pintoresco recital. Sombrero (que no podía faltar) con escasas monedas que le daba forzosamente para comprarse pan y agua. ¿Quién dijo que no se vivía de pan y agua? Falso; Luis (así se llamaba) si podía, pero había que darle alcohol.

Sus amigas eran las palomas que bajaban a comer migajas a su alrededor; ojo, era él mismo quién se encargaba de buscarlas. Sus amigos eran los “palomos”, quienes se sentaban a escuchar sus tonadas para olvidar las penas que desde “fetos” enfrentaban. La noche era su más antiguo y adorado amor, razón por la cual siempre se dedicó abnegadamente a salir con ella a pasear hasta que las ganas de estar despierto cesaran. Muchos se burlaban, otros lo ignoraban pero indudablemente se convirtió en un icono del parque. El no hablaba, solo cantaba. No reía, ni lloraba; parece ser que su vida se la entregó a la música, esa que siempre regaló.

No lo vi morir, ni escuché nada al respecto, solo sé que se fue en una de las tantas citas con la noche y dejó una nota que decía:

Cuantas cosas lindas que no veo aquí… Me voy pa’l monte pa’ que me acabe de llevar quien me trajo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un cuento Taíno (Arawaibe)

Era una noche muy tensa con olor a mar y animales muertos en el cacicazgo de Maguana. Los árboles derribados por doquier escenificaban el horrendo paisaje que había dejado ese devastador Huracán. -Cuando amanezca, tenemos que limpiar la tierra, madre de todo lo que comemos.- Dijo Caonabo, el cacique de Maguana a sus 21 Nitaínos. Con un acto de reverencia dieron este mandato por entendido. Lo que restaba era informarle a los naborías del gran trabajo que les esperaba. Y así concluyó la reunión de “la nobleza” taina. Caonabo entró en su bohío y se sorprende al ver a su behique llorando. El behique era el sabio del cacicazgo, además de ser curandero y poseer poderes mágicos. -¿Qué te sucede hombre sabio? -He cometido algo imperdonable. Caonabo, merezco la muerte, ni siquiera Apito me lo perdonaría.- Dijo en anciano entre sollozos. -Cuéntame, y puede que te perdone yo. Luego me encargo de Apito; has sido un hombre bueno y honesto. -Mi hija no murió. ¡Esto es terrible!- dijo el be

Navidades y RD

Ese árbol navideño que tantas luces solía sostener y que tenía un efecto hipnotizante en todos los que entraban a la casa; solo cuelga telarañas... La cajita de música que tocaba una y otra vez las mismas melodías me transportaba al mismo polo norte y me sentaba a la vera de papa Noel; ya no es caja porque las extensiones lo incluyen. ¡Vamos a cortar yerba para los camellos de los reyes magos!, y pongámosle cigarrillos, ron, galletas, leche, etc.… Todo eso ya es un vago recuerdo del tiempo que solía ser el más esperado. De esa burbuja ya he hablado y muchos quizás no estén de acuerdo, mas a mi generación esto lo hacía tan feliz como recibir los regalos; ¿a donde fue a parar tanta magia? Recuerden que la fantasía es alimento de la niñez, déjenle saber cuando crezcan que hicieron lo imposible para que se acostaran el día antes de “los reyes magos” con un ojo abierto y uno cerrado. Las navidades se han ido de vacaciones, supongo que están peleadas con mi República Dominicana… Luch

El cuento maduro de la Navidad

El lavamanos estaba botando agua caliente sin pausa y en gran cantidad mientras le hablaba en voz baja un joven a otro que lo observaba en silencio: “Debo tanto y quisiera pagar… Debo muchas explicaciones de cosas que verdaderamente no sé explicar y que no se si en realidad importan o cambiarán para bien la vida de alguien incluyendo la mía. Debo volver a ser más callado. La soltura no me sienta, siempre he sido muy discreto. Debo volver a ser celoso de mi vida, de mi privacidad, de mi independencia. Debo dar más…Ser aquel muchacho encantador de antes, que no temía a la aventura.” El que guardaba en silencio de pronto lo interrumpió: “Veo que quieres magia. Quieres ser quien eras y me das asco, porque no estás apreciando que eres todo lo opuesto a lo que tanto te endeuda hoy día. Por lo que hoy, puedes decir que has saldado cualquier cosa que te abruma producto de quien fuiste. ¡Estúpido! lava tu cara con un poco de esa agua caliente que abriste hace cinco minutos, porque hace un poco