Una vez más me encuentro sentado en la misma silla donde tantas veces me senté a ver como el sol jugaba a esconderse y la luna salía a buscarlo. Solo una vez, pude ver como una estrella se fugó, cargando en su cola un millón de deseos de tantos ilusos que jugaron a la fantasía. La noche olía a pasado, adolescencia, rebeldía; olía al primer trago de ron y hasta al primer cigarrillo. Si el entorno olía a todo lo dicho, pues por supuesto tenía que oler al primer amor.
En el horizonte llegue a ver una terraza, donde se bailaban viejos merengues que despertaron al adulto que dormía en mi cuerpo y que me incitaban a pegarme a la chica que me dijo un día poco común que mi vida seria para adorarla. ¿Cuánta gloria cabía en un solo ser? Su belleza era incomparable e incalculable, razón por la cual decidí soltar los caballos desbocados que permanecían en su corral y así como corrían, di mis más nobles e indomados sentimientos.
Pestañé por un instante y sopló una brisa que traía consigo muchos trozos de papel escritos con poemas que jure nunca más entregaría. Por eso ignoré el instante…
El gato se acercó y me dijo:
-Cambia el tema.
-Cambia el tema.
Asentí y puse un poco de música de la temporada y con esta los pies sobre la tierra. Entré a la casa y me esperaban mis 4 hijas y mi mujer en la mesa con la cena servida; me quitaron los zapatos y las medias.
Mi mujer dijo:
- Cuando terminen la cena vamos a dormir; su papá tiene trabajo y ustedes tienen que ir a la escuela.
- Cuando terminen la cena vamos a dormir; su papá tiene trabajo y ustedes tienen que ir a la escuela.
El gato me miró con una risa burlona y se fue por la ventana.
Comentarios
Tu comentario y visita me honra; porque se el calibre de quien esta opinando.
Un abrazo.