Sonreí cuando esa gota cayó sobre la palma de mi mano. Solo me acordé de ese día en que sequé tus lagrimas para decirte que todo iba a estar bien, recordé lo buena persona que eres y que tus sentimientos tal como una fuente de agua fluyen y se quedan luciendo su esplendor bajo los rayos intensos del sol de verano en posición ecuatorial.
-Tengo mucho miedo de fracasar.
-¿Por qué? Si el fracaso no será el que determine tus logros, será solo una fase, como en todo. Pero debes de perder ese miedo.
-Lo pones muy fácil. Pero sabes que a la hora de la práctica no es tan sencillo.
-Nadie dijo que sería fácil, pero como te dije debes de prepararte. Es tan sencillo como mentalizarte a enfrentar el dolor. Tose duro y escupe.
-¿Tose duro y escupe? ¿De qué hablas? Yo no estoy enfermo.
-Es solo un ejemplo, cuando quieres hacerte el idiota lo haces tan bien, pero te lo voy a explicar. Sabes que cuando yo era pequeño era asmático y cuando me daban mis crisis, mi pecho se congestionaba hasta el punto en que tenían que nebulizarme e inyectarme. Luego de ese tratamiento me quedaba una tos horrible, tan horrible que cuando tosía, sentía que mi pecho se iba a desgarrar y el dolor me abatía, razón por la cual no quería toser.
Mi madre, siempre a mi lado mortificada solo me decía: Tose duro y escupe. Yo le decía que me dolía mucho, pero ella solo me decía que esa era la única forma en que podía botar toda la flema para limpiar mi pecho y estar sano nuevamente. Ella sostenía mis manos y yo hacía mi esfuerzo más grande para toser duro enfrentando el dolor y luego excretar el catarro. Quizá no era la mejor forma, pero si era la más valiente y funcionaba. – Mientras terminaba de decir eso, entendías mi mensaje.
-No digas mas, he entendido… Lo haré. Si surge cualquier problema lo enfrento aunque haya dolor, si me acobardo, tú harás tal como tu madre y sosteniéndome me alentarás a que “Tosa duro y escupa”. Todo estará bien.- Acabó de decir eso y tomó su móvil y dijo acepto.
No deseo especificar qué fue lo que aceptó, no es necesario… Sólo sé que emprendió dicha encomienda sin temor a los obstáculos. Seguro que ha “tosido” mucho, me causa risa, pero así es la vida, y al final todo estará bien porque él se lo merece.
El camino continúa muy despacio y muy deprisa, pero en dirección al destino original.
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Saludos!
AV