Ir al contenido principal

Un taxi por favor

Un viento seco y frio rondaba las calles de Santo Domingo ese invierno en que la luz se iba por periodos extensos y la delincuencia vigilaba las esquinas de los barrios principales; esos días en que el ayuntamiento en vez de tener el programa “Barrio Seguro” tenía “barrio sálvese quien pueda”, manzanas, peras, turrones y dulces navideños colgando de las casetas llenas de lucecitas de muchos colores alegóricos a las fiestas pascuas.

Como siempre Casimiro hacía su turno de taxi de amanecida, y su vida transcurría de lo más normal, sin excesos ni historias fantásticas de esas que se pueden encontrar en canciones de Arjona. Simplemente hacia sus turnos a lo largo de la noche entre las calles amazónicas de la parte baja de mi ciudad capital. La temporada estaba media lenta como de costumbre y recibe por radio un servicio de un cliente que vivía en un residencial retirado, con mucho gusto responde positivo, y cuando llega a buscarlo se sorprende de el porte y elegancia de este caballero que vestía impecable y galante.

-Buenas noches, me dirijo hacia la avenida principal #75.- dijo el cliente

-No hay problema. Es una orden- Casimiro en tono jovial.

El carro se inunda de un aroma muy fina, y con esto el ambiente se torna un poco mas serio.

-¿Puedo fumar en su carro?

-Seguro que si. Ya le bajo el vidrio- dice Casimiro.

Así saca un paquete de Marlboro rojo y de este sustrae un cigarrillo al cual enciende al instante. Toma su primer copazo y se decide a conversar, entrecruzando miradas por el retrovisor.

-Mi nombre es Darío. ¿Cómo te llamas?

-Me llaman Casimiro. Ese es mi nombre.

-¿Casimiro por que eres taxista?

-¿Cómo que por que? Esto es lo que hay, yo he trabajado en todo. Aquí por lo menos hago el dinero que tengo que hacer para cubrir mis gastos y llevar la comida a la casa sin tener a un jefe diciéndome que hacer ni que mierda le tenga que limpiar.

-Pero… te hubiese gustado tener más. ¿O no es así?

-Yo estoy bien así. No necesito más.

-Si te digo que puedes hacer más dinero sin cambiar tu horario, sin jefes. Sin fallos.

-Yo digo que si. Pero no hay nada de esa forma. Solo dinero mal habido.

-¿Mal habido? Por favor… No hay manera de que sea mal habido.

-Si no es mal habido, solo dime como hacerlo.

- Solo tienes que tener ganas genuinas de hacer el dinero. Luego debes de tener un poco más abierta la mente y pensar bien en que vas a tener que seguir mis instrucciones, sin mencionarle nada a nadie, porque no quiero tener que revelar esto a muchas personas. Además mientras más gente sepa, mas gente va a querer, lo que significa que tendrás menos oportunidades.

-Pero dígame como.- dice Casimiro, mostrando un poco de interés.

- Eso no será en el día de hoy. Pero te dejaré mi tarjeta y tú me darás tu número de celular. Como quiera ya estoy llegando a mi destino.- Terminando de decir esto le pasó su tartera de negocios y recibió la de Casimiro.

La radio tocaba canciones de los 80’s y 90’s en inglés. Casimiro y Darío comenzaban a establecer su lazo personal pero ya el servicio llegaba a su final al llegar al destino marcado.

-Aquí me quedo Casimiro. ¿Cuánto es?

-150 pesos

-muy bien, tenga esto y cuídese. – Darío le pasa una papeleta de 2000 pesos y se apea del taxi.

-Darío, usted me dejó una papeleta de 2000, no tengo cambio pero podemos ir a una estación de gasolina y lo cambiamos.-Dice Casimiro en tono preocupado.

-Casimiro, quédate con ese dinero, de seguro que te cae bien.

- No lo puedo permitir.

-Tranquilo, ya estaremos en comunicación, tranquilízate. Tómalo como un regalo y no hablo mas al respecto- Darío dijo esto, dio la espalda y entró en una casa de aspecto colonial.

A Casimiro no le quedó más que irse. Estaba contento porque nadie anda regalando dinero y menos esa cantidad. Decide no hablar de esto no vaya a ser cosa que algún colega quiera en un futuro robarle el cliente. Se puso a pensar en que tipo de negocios lo involucrara Darío.
Llegó inusualmente temprano a la casa, cosa que extrañó a su mujer, quien a la vez no hizo esperar una serie de preguntas.

-¿Y tu que haces aquí tan temprano?

-¡O mujer! ¿Ahora no puedo venir a la hora que me de mi gana, para mi maldita casa?

-Claro que si. De na’ crees tú que yo te estoy pegando los cuernos y solo para ver en que estoy llegas temprano. Nada más te digo que yo no soy una cualquiera. ¿Se te dañó el carro?-dijo suavizando un poco el tono con la pregunta.

-No, relájate. Me fue bien con un servicio al aeropuerto y quise venir a casa y pasarla contigo, no te me pongas bruta-dice Casimiro relajando un poco la tensión de su majestuosa bienvenida.

-Me alegro, pásame lo que ganaste-dice la mujer en tono de broma, extendiendo su mano.

-Tómalo.

Cuando extiende esa papeleta de 2000 con cara de despreocupado, a su mujer se le abrieron los ojos como 2 lunas llenas, pero no vaciló en tomarla y guardarla. Mientras Casimiro ordena que le preparen su cena y se sirve un trago de “ron a las rocas”. La mujer (mas tarde diré su nombre, no es importante por ahora) preparó un mangú con salami frito y cebollas sofritas. Se sentaron en la mesa ellos dos callados medio extraños ya que Casimiro nunca cenaba en la casa. No solían tener muchas conversaciones, porque últimamente peleaban de cualquier cosa, y él le achacaba eso al hecho de que no podían procrear porque Estela (iba a tardar mas en decirlo, pero llegó el momento antes de lo pautado) era estéril. Esto traía sus altas y bajas de vez en cuando, incluso, habían acordado en criar algún sobrino o adoptar un huérfano sin llegar a concretizar este cometido. Pasado esto se acostaron e hicieron el amor como de costumbre para luego caer rendidos un poco pasado de la media noche.

Al día siguiente todo volvió a la normalidad sin ninguna eventualidad ni sorpresa, así transcurrió una quincena completa, en la cual Casimiro se acordaba de vez en cuando de ese buen cliente que tan buena propina le dio, se preguntaba si algún día lo volvería a ver y si sería tan generoso como la primera vez. Deseaba volverse a acostar temprano de nuevo, llegar a su casa como los demás. De repente suena el celular a las 2 AM.

- Casimiro, ¿Estas trabajando?

- Si señor. ¿Quién me habla?

- El que mejor te ha pagado del millar de clientes que has montado en tu carro.

- ¿Darío?

Suelta una carcajada y hace una pequeña pausa.

-Si… Soy yo. ¿Estas listo para ganar buen dinero, en poco tiempo?

-Seguro que si.

-Búscame en el mismo sitio de donde me buscaste la ultima vez.

-Entendido.

Aceleró su carro y lo demás está por verse.

Continuará...

Comentarios

Andres Velez ha dicho que…
Viejo, don't do that!!! Me dejaste en el aire y sin paracaidas. Jejeje.. Que interesante esta! Wow. Excelente inicio.
Saludos,
Andy

Entradas populares de este blog

Un cuento Taíno (Arawaibe)

Era una noche muy tensa con olor a mar y animales muertos en el cacicazgo de Maguana. Los árboles derribados por doquier escenificaban el horrendo paisaje que había dejado ese devastador Huracán. -Cuando amanezca, tenemos que limpiar la tierra, madre de todo lo que comemos.- Dijo Caonabo, el cacique de Maguana a sus 21 Nitaínos. Con un acto de reverencia dieron este mandato por entendido. Lo que restaba era informarle a los naborías del gran trabajo que les esperaba. Y así concluyó la reunión de “la nobleza” taina. Caonabo entró en su bohío y se sorprende al ver a su behique llorando. El behique era el sabio del cacicazgo, además de ser curandero y poseer poderes mágicos. -¿Qué te sucede hombre sabio? -He cometido algo imperdonable. Caonabo, merezco la muerte, ni siquiera Apito me lo perdonaría.- Dijo en anciano entre sollozos. -Cuéntame, y puede que te perdone yo. Luego me encargo de Apito; has sido un hombre bueno y honesto. -Mi hija no murió. ¡Esto es terrible!- dijo el be

Navidades y RD

Ese árbol navideño que tantas luces solía sostener y que tenía un efecto hipnotizante en todos los que entraban a la casa; solo cuelga telarañas... La cajita de música que tocaba una y otra vez las mismas melodías me transportaba al mismo polo norte y me sentaba a la vera de papa Noel; ya no es caja porque las extensiones lo incluyen. ¡Vamos a cortar yerba para los camellos de los reyes magos!, y pongámosle cigarrillos, ron, galletas, leche, etc.… Todo eso ya es un vago recuerdo del tiempo que solía ser el más esperado. De esa burbuja ya he hablado y muchos quizás no estén de acuerdo, mas a mi generación esto lo hacía tan feliz como recibir los regalos; ¿a donde fue a parar tanta magia? Recuerden que la fantasía es alimento de la niñez, déjenle saber cuando crezcan que hicieron lo imposible para que se acostaran el día antes de “los reyes magos” con un ojo abierto y uno cerrado. Las navidades se han ido de vacaciones, supongo que están peleadas con mi República Dominicana… Luch

El cuento maduro de la Navidad

El lavamanos estaba botando agua caliente sin pausa y en gran cantidad mientras le hablaba en voz baja un joven a otro que lo observaba en silencio: “Debo tanto y quisiera pagar… Debo muchas explicaciones de cosas que verdaderamente no sé explicar y que no se si en realidad importan o cambiarán para bien la vida de alguien incluyendo la mía. Debo volver a ser más callado. La soltura no me sienta, siempre he sido muy discreto. Debo volver a ser celoso de mi vida, de mi privacidad, de mi independencia. Debo dar más…Ser aquel muchacho encantador de antes, que no temía a la aventura.” El que guardaba en silencio de pronto lo interrumpió: “Veo que quieres magia. Quieres ser quien eras y me das asco, porque no estás apreciando que eres todo lo opuesto a lo que tanto te endeuda hoy día. Por lo que hoy, puedes decir que has saldado cualquier cosa que te abruma producto de quien fuiste. ¡Estúpido! lava tu cara con un poco de esa agua caliente que abriste hace cinco minutos, porque hace un poco