Caminando por el parque, aspirando el asfalto fresco, con un sol decadente anaranjado, decido tomar asiento y contemplar la gente recogerse. Veo como las casas se convierten en luciérnagas que irradian un calor tenue que se mezcla con sonidos que me hacen recordar las épocas que nunca viví, pero que las leí en algún libro viejo o vi en un filme de antaño. Mi botella se agotaba tal como la gente que pasaba por las calles, mientras un perro callejero se arrimaba a mi vera, no me sentía mal, ni nostálgico, ni triste, ni solo, ni feliz. En vez de eso me sentía aliviado, sin agenda, vacio, tranquilo, inquebrantable e imperturbable.
Al silencio de la zona lo aderezaba una sutil melodía reconocida que fue interrumpida por un extraño de esos que parecen familiar pero no logras recordar su nombre, quien sin pedir permiso se sentó a mi izquierda diciendo:
-Felices pascuas y próspero año nuevo.
Yo pretendo no complicar las cosas con preguntas innecesarias y decido seguir la corriente.
-Igual a ti.
-Estas muy tranquilo, después de todo ha sido un año mixto. Lleno de altas y bajas ¿no?
-Parece que a todo el mundo le va igual. Pero si. – Dije sin mirar a mi interlocutor.
- Si, pero tu caso es curioso. Rompiste la tradición que reinaba en tu vida por mucho tiempo, esa que tanto te preocupaba. Viste a los tuyos que se superaron, otros te abandonaron ¿recuerdas?, los otros siguen a tu lado adaptándose a tus impertinencias y tus despreocupaciones…
Ahora si abrí los ojos y di cara a quien me hablaba ¿Cómo puede que alguien me dé esa retrospectiva tan personal?, aun trataba de reconocerlo, pero no quería interrumpir su cuasi monólogo voluntario. Prosiguió:
-Descuida que a lo que muchos como yo llaman impertinencias y despreocupaciones, no son más que nuevas formas de abandono. Por eso te abandonaron muchos, los que entendieron se han podido quedar, porque te han entendido. La realidad es que yo no logro ni te quiero entender, por eso me he alejado de ti.
Extraño lo interrumpí porque creí que estaba confundiéndome con alguien mas.
-Disculpe caballero, pero creo que usted está confundiéndome con algún otro amigo, aunque confieso que ha atinado sorprendentemente.- Dije para aclarar la situación.
-No Jaime, no estoy confundido.
El extraño estaba en lo cierto, quizás no era tan extraño como yo creí.
-Dame un trago de eso que tomas y brindemos por tu salud, por la vida, por lo que has dejado, por lo que has superado, por quienes abandonaste, por quienes te abandonan, por los que te entienden, por los que no… ¡Coño! démonos un trago porque te dejo viendo más triunfos que perdidas y eso es positivo.
Le di un trago a pico de botella y dijimos ¡Salud!
-Disculpa mi falta de memoria, no te recuerdo y aun así pareces que me has seguido de cerca. ¿Quién eres? - Decido ser sincero para dar a notar mi agrado.
-¿Qué hora es? – Me preguntó despistando mi cuestión. - Me voy a las 12.
Le respondí que eran las 11:59 PM y un destello de luz acompañado de estruendos me distrajo. Los fuegos artificiales pintaron en el cielo un “FELIZ 2012” repleto de colores y papelitos.
Cuando iba a proseguir con la conversación me di cuenta que quien me acompañaba había desaparecido, dejando en mi una extraña sensación y miré hacia todas partes sin lograrlo divisar. Justo donde estaba sentado encontré un papel que decía:
“Adiós. Cuídate mucho, ámate un poco más cada día, se agradecido y déjate querer”.
Doblé el papel y lo guardé en mi bolsillo de la camisa.
Comentarios