En un instante de gandulería pienso y luego existo en un lugar remoto llamado “mimundo”, por falta de creatividad. Con mi latente incertidumbre, que cuando quiere se activa, me pongo más complicado de lo normal y hago lo mismo de siempre: Complicarme.
No obstante escribo, aparentemente sin un norte, sobre tantas cosas, en todas partes, en cada brecha, en tantos formatos que a veces yo mismo me avergüenzo de lo estéril de esta maldita vocación. Creo que el mundo al ser tan abierto (tanto en lo real como en lo virtual) para todos, se convierte en un gran pozo donde todos hacemos, respiramos, sabemos, consumimos, amamos, representamos y soñamos lo mismo.
La inteligencia y el carisma tienen atajos hoy día, porque retuitear cualquier “frase sabia” te convierte en ídolo de masas o más bien en un retuídolo, lo cual no está mal para los tiempos porque las cosas evolucionan y cambian, y claro que sigo la corriente, pero de vez en cuando se me entran los reveses propios de los caraduras que el tiempo amenaza en dejar atrás si no ponen de su parte. Solo basta con ser “Viral” para darle la vuelta al mundo por haber cometido una estupidez de esas que pasan día a día a cualquiera y haberla grabado en un video de seis segundos. Felicito al que no piense aunque sea de vez en cuando que eso no es patético.
La estabilidad ya no es parte del éxito, éste, más bien se define en base a cambios: Cuantas veces ascendiste o cambiaste de posición laboral, cuantos carros has cambiado, cuantas veces has renovado tu casa, cuantas veces has entrado y salido de la bancarrota; hasta cuantas veces te has casado y a medida que voy analizando lo que escribo, me doy cuenta que la cantidad de veces que efectúas cambios es más importante que el cambio mismo.
Entonces hoy pido perdón por ser tan irracional ante todo lo que está sucediendo en el presente y confieso que solo quiero una estabilidad progresiva que sustituya lo viral y efímero de las tendencias actuales.
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