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El cuento maduro de la Navidad



El lavamanos estaba botando agua caliente sin pausa y en gran cantidad mientras le hablaba en voz baja un joven a otro que lo observaba en silencio:

“Debo tanto y quisiera pagar…

Debo muchas explicaciones de cosas que verdaderamente no sé explicar y que no se si en realidad importan o cambiarán para bien la vida de alguien incluyendo la mía.

Debo volver a ser más callado. La soltura no me sienta, siempre he sido muy discreto.

Debo volver a ser celoso de mi vida, de mi privacidad, de mi independencia.

Debo dar más…Ser aquel muchacho encantador de antes, que no temía a la aventura.”


El que guardaba en silencio de pronto lo interrumpió:

“Veo que quieres magia. Quieres ser quien eras y me das asco, porque no estás apreciando que eres todo lo opuesto a lo que tanto te endeuda hoy día. Por lo que hoy, puedes decir que has saldado cualquier cosa que te abruma producto de quien fuiste.

¡Estúpido! lava tu cara con un poco de esa agua caliente que abriste hace cinco minutos, porque hace un poco de frio en esta navidad y yo me desvanezco.”


Así lo hizo el confundido joven y cuando levantó la cara vio el espejo empañado por el vapor y pensó que en año nuevo debe tomar la vida más en serio y dejarse de quejar tanto…

Limpió el espejo y sonrió viendo su rostro un poco cambiado y con notable madurez de esa que traen los años… Diluyéndose así aquel joven que lo acompañaba hacía poco, dándole paso al nuevo hombre que desde ese momento lo escucharía cada mañana hasta quién sabe cuando.

Al salir del baño encontró su casa vacía porque sus invitados se habían retirado, se tumbó en el sofá un poco ebrio y se quedó mirando un letrero que colgaba en la pared posterior al comedor que decía: HAPPY NEW YEAR 2015!

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