Era una noche fresca en la cual el campo hacia su concierto de grillos y palomas arrulladas sin faltar la iluminación tenue de las luciérnagas fugaces que se esparcían por el entorno. Soriano era un adolescente que por las noches se sentaba cerca del rio sin temor a que le saliera un muerto o un Bacá de esos que saben andar por los matorrales. Libre: Esa era la definición perfecta del joven.
Cuando contemplaba el escenario, se le olvidaba todo lo que había pasado en su breve vida:
Se le olvidaba que la comida no alcanzaba para sus 4 hermanos y su madre; se olvidaba de las palizas que le daba el padre cuando llegaba a casa borracho; de las pequeñas camas de paja donde dormía, de la letrina donde hacía sus necesidades, de las brujas que hacían sus rituales cerca de la casa y se escuchaban a leguas las famosas “fieta e’palo”, de que al otro día tenia que caminar 15 kilómetros con una caja de limpia botas para buscarse el dinero de mantener o hacer sobrevivir a los suyos.
Sus posibles penas se diluían cuando flotaba en el agua mirando las estrellas por un largo rato, sus baterías se cargaban de esa manera para así sobrellevar su modus vivendi.
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Esa misma noche estaba Franz, otro joven, pero en otra ciudad de otro hemisferio, totalmente iluminada por miles de faroles y con edificios que pintaban un cuadro surrealista de pavimento y adelanto. Las calles olían a civilización mas la fiesta había acabado. De camino a casa lo esperaba una habitación confortable con temperatura acondicionada. Probablemente se conectara un rato en internet para ver si hay mensajes de sus amigotes y jugaría un poco en línea.
Cuando hacía esto se le olvidaba de repente:
Que el mundo no es solo su Berlín natal o la gran Europa (ahora unida). Se le olvidaba también que hay muchos seres humanos que nacieron en pueblos donde ni siquiera han tenido electricidad aun, que la computadora es una utopía al igual que las calles pavimentadas. Hay lugares que no han visto un supermercado, ni una clínica.
No es culpa de Franz vivir bien, pues su estado proporciona predeterminadamente el bienestar de sus ciudadanos.
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El próximo año Franz ingresará a su universidad a estudiar Biología. Soriano aun no sabe leer bien.
Franz se irá en verano de vacaciones por el Caribe. Quizá Soriano le limpie los zapatos, ¿Quién sabe?
Soriano y Franz tienen la misma edad, pero el destino los ha ubicado en puntos diferentes, razón por la cual uno está destinado al fracaso desde que nació y el otro no tiene conocimiento de lo que es una precariedad.
Muchas cosas dependen del país en que nacemos…
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Andy
AV