Ir al contenido principal

Depende donde nazcas

Era una noche fresca en la cual el campo hacia su concierto de grillos y palomas arrulladas sin faltar la iluminación tenue de las luciérnagas fugaces que se esparcían por el entorno. Soriano era un adolescente que por las noches se sentaba cerca del rio sin temor a que le saliera un muerto o un Bacá de esos que saben andar por los matorrales. Libre: Esa era la definición perfecta del joven.
Cuando contemplaba el escenario, se le olvidaba todo lo que había pasado en su breve vida:
Se le olvidaba que la comida no alcanzaba para sus 4 hermanos y su madre; se olvidaba de las palizas que le daba el padre cuando llegaba a casa borracho; de las pequeñas camas de paja donde dormía, de la letrina donde hacía sus necesidades, de las brujas que hacían sus rituales cerca de la casa y se escuchaban a leguas las famosas “fieta e’palo”, de que al otro día tenia que caminar 15 kilómetros con una caja de limpia botas para buscarse el dinero de mantener o hacer sobrevivir a los suyos.
Sus posibles penas se diluían cuando flotaba en el agua mirando las estrellas por un largo rato, sus baterías se cargaban de esa manera para así sobrellevar su modus vivendi.
***
Esa misma noche estaba Franz, otro joven, pero en otra ciudad de otro hemisferio, totalmente iluminada por miles de faroles y con edificios que pintaban un cuadro surrealista de pavimento y adelanto. Las calles olían a civilización mas la fiesta había acabado. De camino a casa lo esperaba una habitación confortable con temperatura acondicionada. Probablemente se conectara un rato en internet para ver si hay mensajes de sus amigotes y jugaría un poco en línea.
Cuando hacía esto se le olvidaba de repente:
Que el mundo no es solo su Berlín natal o la gran Europa (ahora unida). Se le olvidaba también que hay muchos seres humanos que nacieron en pueblos donde ni siquiera han tenido electricidad aun, que la computadora es una utopía al igual que las calles pavimentadas. Hay lugares que no han visto un supermercado, ni una clínica.
No es culpa de Franz vivir bien, pues su estado proporciona predeterminadamente el bienestar de sus ciudadanos.
***
El próximo año Franz ingresará a su universidad a estudiar Biología. Soriano aun no sabe leer bien.
Franz se irá en verano de vacaciones por el Caribe. Quizá Soriano le limpie los zapatos, ¿Quién sabe?
Soriano y Franz tienen la misma edad, pero el destino los ha ubicado en puntos diferentes, razón por la cual uno está destinado al fracaso desde que nació y el otro no tiene conocimiento de lo que es una precariedad.
Muchas cosas dependen del país en que nacemos…

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es penoso pensar en lo que le espera a tantos niños que no van a la escuela. El solo hecho de no poder leer le reduce al mnimo sus posibilidades.

Andy
AV
Lía ha dicho que…
Ese primer párrafo es simplemente... WOW!
Anónimo ha dicho que…
Tu si sabe hacer reflexionar a uno .. es perfecto ... AT. XO

Entradas populares de este blog

Un cuento Taíno (Arawaibe)

Era una noche muy tensa con olor a mar y animales muertos en el cacicazgo de Maguana. Los árboles derribados por doquier escenificaban el horrendo paisaje que había dejado ese devastador Huracán. -Cuando amanezca, tenemos que limpiar la tierra, madre de todo lo que comemos.- Dijo Caonabo, el cacique de Maguana a sus 21 Nitaínos. Con un acto de reverencia dieron este mandato por entendido. Lo que restaba era informarle a los naborías del gran trabajo que les esperaba. Y así concluyó la reunión de “la nobleza” taina. Caonabo entró en su bohío y se sorprende al ver a su behique llorando. El behique era el sabio del cacicazgo, además de ser curandero y poseer poderes mágicos. -¿Qué te sucede hombre sabio? -He cometido algo imperdonable. Caonabo, merezco la muerte, ni siquiera Apito me lo perdonaría.- Dijo en anciano entre sollozos. -Cuéntame, y puede que te perdone yo. Luego me encargo de Apito; has sido un hombre bueno y honesto. -Mi hija no murió. ¡Esto es terrible!- dijo el be

Navidades y RD

Ese árbol navideño que tantas luces solía sostener y que tenía un efecto hipnotizante en todos los que entraban a la casa; solo cuelga telarañas... La cajita de música que tocaba una y otra vez las mismas melodías me transportaba al mismo polo norte y me sentaba a la vera de papa Noel; ya no es caja porque las extensiones lo incluyen. ¡Vamos a cortar yerba para los camellos de los reyes magos!, y pongámosle cigarrillos, ron, galletas, leche, etc.… Todo eso ya es un vago recuerdo del tiempo que solía ser el más esperado. De esa burbuja ya he hablado y muchos quizás no estén de acuerdo, mas a mi generación esto lo hacía tan feliz como recibir los regalos; ¿a donde fue a parar tanta magia? Recuerden que la fantasía es alimento de la niñez, déjenle saber cuando crezcan que hicieron lo imposible para que se acostaran el día antes de “los reyes magos” con un ojo abierto y uno cerrado. Las navidades se han ido de vacaciones, supongo que están peleadas con mi República Dominicana… Luch

No esperes (de mí)

De mí no esperes palabras dulces; espera realidad De mí no esperes un abrazo de consuelo; espera un bofetón que te espabile De mí no esperes una sonrisa falsa; espera una carcajada cuando lo amerite De mí no esperes un problema; espera una solución De mí no esperes desesperación; espera calma De mí no esperes visitas; espera  permanencia De mí no esperes olvido; espera libertad De mí no esperes rencor; espera silencio De mí no esperes necedades; espera tu espacio De mí no esperes lo que quieres; espérame a mí.